Sunday, August 12, 2012



- Cómo te ha mirado, ¿eh?
- Como una mujer.
- Sí, pero como una mujer que te desea. ¿Qué les das?
- Nada. O quizá todo. A lo mejor es eso lo que les gusta, quizá prefieran a los hombres imprevisibles. Fíjate… Conseguí su número y le mandé un mensaje. Fingí que me había equivocado y le envié esta frase: “Te miraría millones de veces sin aprenderte nunca de memoria.”
- ¿Y después que hiciste?
- Nada. Esperé toda la tarde. Pensé que, teniendo en cuenta su manera de ser, al final acabaría respondiendo.
- ¿Por qué? ¿Cuál es su manera de ser?
- Educada y lineal. Estoy seguro de que cuando leyó el mensaje una parte de ella quería responder por educación y la otra tenía miedo de hacer algo inapropiado.
- ¿Y al final?
- Me contestó. Mira: “Creo que se ha equivocado de número.” A continuación yo le escribí: “¿Y si ha sido la fortuna la que ha hecho que me equivoque? ¿Y si es cosa del destino?” Me pareció oírla reír.